martes, 23 de febrero de 2010

Cipayismo vernáculo




En lo que hace a los hechos que de alguna manera podríamos definir como de política interna de un país, uno se suele encontrar con un gobierno que propone medidas referidas a diferentes cuestiones sociales, económicas, culturales, etc. que son sometidas a debate por los diferentes partidos, asociaciones, movimientos sociales y todos los sectores que se sientan interpelados. Dichas propuestas pueden ser aceptadas, criticadas, rechazadas parcial o totalmente a través de métodos mas o menos legítimos.


Pero cuando hablamos de política exterior esas cuestiones se vuelven un poco mas delicadas porque ahí nos encontramos englobados todos los habitantes de un país mas allá de cualquier tipo de distinción.

En estos días las noticias de política exterior de nuestro país giran mayoritariamente en torno a la disputa con Gran Bretaña respecto de la soberanía sobre las Malvinas y, mas superficialmente, sobre el derecho de exploración de petróleo que se arrogan los ocupantes de las islas.


Resulta un poco doloroso ver, tal como se señala en ramble tamble, el apoyo que los presidentes de los países de América Latina y el Caribe frente a esa disputa y contrastarlo con las voces del arco opositor de nuestro país que mantiene un silencio inaceptable.


Situación imaginaria


alumno: Profe, que es un cipayo?


Profe: Segun la Real Academia sería algo asi como hombre a sueldo de otro a fin de favorecer la posición del que paga.


En Wikipedia nos encontramos con algo similar aunque un poco mas elaborado. Pero incluye un análisis del término en clave criolla, veamos:


El término cipayo se usa desde mediados del siglo XX con connotaciones despectivas, refiriéndose a personas comprometidas con intereses foráneos o imperialistas, y como sinónimo de mercenario. El primero en usar el término fue el escritor y político argentino Arturo Jauretche, en sus escritos de la década de 1930, popularizándose a toda una tradición literaria de izquierda nacionalista argentina.“Creo haber sido el inventor de la palabra ‘vendepatria’ o por lo menos de su divulgación inicial, desde el semanario Señales. El uso de la expresión ‘oligarquía’ en la acepción hoy popular, así como las expresiones ‘vendepatria’ y ‘cipayo’, las popularicé desde el periódico Señales y en otros de vida efímera en los años posteriores a la revolución de 1930.”. Marta Matsushita


Alumno: Podría darnos algun ejemplo, para graficar.



lunes, 22 de febrero de 2010

Derrochando agua



Oponiéndose al Fondo del Bicentenario nuestro amigo Mauricio ensaya la idea de que el gobierno solo busca despilfarrar fondos públicos.
Aumentos a docentes, pago de deuda, subsidios para que durante la crisis disminuyan los expulsados de sus empleos, fomentar la creación de cooperativas, y otras tantas cosas mas podrían incluirse en su idea de despilfarro.
Por lo que se vé en el video, es probable que a Mauri le venga bien despilfarrar un poco en obras públicas en la ciudad, que de tan buena que está ya tiene su propio Tsunami, al estilo de aquellas islas paradisiacas.

viernes, 19 de febrero de 2010

El salario del miedo


La recien acordada paritaria del gobierno nacional con los gremios docentes definió un aumento del salario de los que recien se inician, quienes pasarán a percibir $1740 en lugar de los $1545 que recibían hasta ahora. Sin embargo este acuerdo es la base sobre la cual las provincias deberán negociar en sus propios distritos.


Frente a dicha negociación no fueron pocos los gobernadores, de diferentes corrientes políticas, que comenzaron a quejarse pues según su forma de ver ese aumento es muy importante y no podrían hacerle frente.


El tema es que, mas allá de las lindas palabras que todos ellos utilizan para referirse al sistema educativo y la necesidad de modificar la situación de los docentes a los que dicen admirar, sobre todo en época de campaña, esos posicionamientos dicen mucho acerca del tipo de políticas que en caso de llegar a la presidencia esos "gobernas" pondrían en juego.

martes, 16 de febrero de 2010

Periodistas


Hace unos años, en los 90, había algunos periodistas a los que se consideraba progresistas. Estamos hablando no solo de la época de CM sino tambien del periodo de De La Rua. Muchos de esos tipos y tipas dificilmente hoy puedan ser considerados de esa manera. Al menos por gran parte de los que se siguen reconociendo como tales, ya provengan del peronismo u otras historias. Una respuesta a dicho cambio se insinua en el comentario de una de las fotos que aparecen en el blog tirando al medio, referido especificamente a Magdalena.

Pero esta entrada no se refiere centralmente a esos profesionales reconocidos, veteranos la mayoria, que tienen una mirada bastante crítica del proceso iniciado en 2003, entre los que podemos citar a Eliaschev, Magdalena, Lanata y otros tantos parecidos. Algunos un poco mas impresentables que otros, pero que de vez en cuando intentan hacer el esfuerzo de reconocer algo o de tener una mirada al menos parcialmente crítica de los opositores.



Lo que me viene llamando la atención son esos tipos que sin ser los periodistas estrella ponen la cara, la voz o la firma todos los días en los distintos medios a los que podemos tener acceso. Concretamente, para simplificar, en esos que pertenecen al grupo Clarin.


Una parte importante de la formación que recibieron en las universidades o institutos donde cursaron sus estudios estuvo vinculada, no tengo dudas, a temas tales como la etica periodística, el compromiso con la población a la que se informa, a las formas como llevar una entrevista correctamente, las diferencias existentes entre libertad de prensa y de empresa, y fundamentalmente la independencia, etc

Pero a la hora de escucharlos o leerlos parecería que no supieran de que se trata nada de eso. Basta leer las notas que aparecen en "el gran diario", mirar TN o escuchar alguna de las radios del grupo para que esos periodistas nos transporten a un pais alejado del mundo, donde todos los males se hacen presente: autoritarismo del gobierno, hordas asesinas amparadas por la presidente y su marido que fomentan, ademas, un proceso hiperinflacionario con la finalidad de empobrecer a los sectores medios, y otras cuestiones por el estilo.


Pero son esos mismos periodistas los que, situados frente a dirigentes del arco opositor solo les hacen preguntas de ocasión para facilitarles el lucimiento mediático sin ningún tipo de trabas. Es un poco indignante que ninguno les pregunte acerca del porque de sus pronósticos errados año tras año; ya sea crisis energética, dolar disparado, recesión,etc. O que compare sus posturas actuales con las que sostuvieron mientras estuvieron en el gobierno, o que les exijan algun proyecto, alguna idea mas allá de oponerse a todo lo que hace el gobierno; o que alguna vez le repregunten algo que los incomode un poquito y los obligue a elaborar un discurso medianamente coherente.


Las preguntas que me hago, inocente probablemente, es: ¿que pasa por la cabeza de esos tipos y tipas?. ¿No se cuestionan en ningun momento que lo que estan haciendo contradice todo lo que aprendieron en su periodo de estudiantes?. ¿No tienen amigos, parientes, colegas que los cuestionen? ¿Que respuestas dan cuando se les pregunta acerca de la independencia periodística?

jueves, 4 de febrero de 2010

Derribando Pinos


Me acaba de llegar un mail del Centro Cultural Discepolo que transcribo en su totalidad. El mismo hace referencia a una nota aparecida en Infosur, revista que dirige Pino Solanas. Un fragmento de la misma tuve oportunidad de leer anteriormente en el blog encuentrolatinoamericano.




RESPUESTA DE NORBERTO GALASSO A INFOSUR


El 19 de enero último, desde INFOSUR, página web de Proyecto Sur, me han lanzado un agravio que me veo obligado a responder.


Desde INFOSUR me califican de “gran historiador”, autor de “un libro fabuloso”, “una obra clásica sobre la Deuda Externa”, al igual que la “maravillosa biografía San Martín” y me tratan reiteradamente de “querido compañero”, para, después, lanzarme esta baja puñalada: “¿Qué hacemos ahora con esas cuatrocientos páginas (del libro sobre la Deuda Externa)...?”, como diciendo: “nos las vamos a meter en cierta parte” pues el autor sería un traidor, se habría quebrado, estaría al servicio del gran capital financiero internacional. Todo esto con motivo de que he sostenido que “ahora es difícil desentrañar la ilicitud de parte de la deuda” y que varios gobiernos le han dado “una especie de legalización” al renegociar sobre ella aunque igualmente “hay que investigar los ilícitos”, pero que lo más importante “es unir a América Latina en el no pago y patear el tablero” porque la cuestión no es tanto tener razón “sino tener fuerza”.

Curiosamente, la nota de Infosur prueba mi coherencia. Se inicia con una frase de mi libro: “La deuda ha operado como un instrumento de saqueo y sumisión semicolonial” (2002).Y concluye con otra declaración mía, actual: “Ahora hay que favorecer la unidad latinoamericana y proponer que todos los países denuncien que fueron estafados y que no se paga”. Mayor coherencia, imposible. En “Cash”, del 24/1/2010, sostuve lo mismo: “Hay que investigar y reforzar nuestro poder para decidir en conjunto. A las finanzas internacionales no les importa cuándo (ni cómo) se contrajo la deuda. Hay que finalizar este proceso de otra manera, a partir de la unidad latinoamericana, donde todos los países puedan expresar una opinión común frente a los acreedores internacionales”.

Es decir, hay que investigar y hay que poseer suficiente fuerza para no pagar. Hoy no contamos ni con una cosa, ni con la otra, pero el objetivo final es el no pago. Disentimos, eso sí, en la táctica, como también disentimos en la táctica general que desarrolla Proyecto Sur en política.
¿En qué disentimos? En primer término, en que no se trata de quién grita más fuerte ni quién se escandaliza moralmente contra los piratas internacionales, sino en tener la fuerza suficiente: un pueblo movilizado y consciente del problema, capaz -como lo han sido los cubanos- de aguantarse todas las represalias, inclusive un bloqueo. Por eso, es imprescindible una acción concertada de América Latina -que va camino a su unificación- para patear el tablero. En la discusión con los filibusteros, estábamos mucho mejor parados en 1983, como ha dicho la Presidenta, porque salíamos de una dictadura y habíamos allanado el estudio Klein Mairal y Olmos había presentado su acusación... pero también es cierto que no teníamos fuerza y Alfonsín tampoco tuvo audacia y concluyó claudicando en ésta, como en otras cuestiones. Después hubo canje de títulos que complican nuestra argumentación respecto al comprador de buena fe y sucesivos gobiernos pagaron y renegociaron y se negaron a analizar lo rescatado en el estudio Klein, así como la acusación de Olmos que el juez Ballesteros remitió al Congreso. En 1999, recuerdo que fuimos al Congreso con Olmos, Norberto Acerbi, Luis Donikian, Carlos Juliá y unos pocos más -no estaban muchos que ahora levantan su voz y celebro que ahora lo hagan-, pero, entre los diputados, sólo Alfredo Bravo y Luis Zamora –más allá de mi disidencia política con ellos- se preocuparon por escuchar el alegato de Olmos. Y no pasó nada.

Después vinieron otras negociaciones, entre ellas, la quita de la época kirchnerista. Nos guste o no, implícitamente también la quita significó lo que llamé “una especie de legalización” y que tanto ha irritado a Infosur. Pero de ninguna manera digo que no hay que investigar. Tampoco propongo no pagar mientras no tengamos fuerza para desconocerla. En fin, insisto, se trata de diferentes tácticas, porque las tácticas cambian según el momento histórico y no hay por qué injuriar ni descalificar cuando coincidimos en lo central: que fue una estafa y que, cuando podamos, debemos declarar que la deuda es cero. Ahora bien, como el “querido compañero” se preocupa y no sabe en qué lugar colocarse mis 400 páginas del libro De la Banca Baring al FMI, voy a tranquilizarlo con respecto a mi supuesta traición.

Entonces, empiezo para disipar dudas: con 50 libros publicados (discúlpeme pero hay tanto soberbio suelto que por una vez puedo violar mi modestia) nunca he sido invitado al programa de Mariano Grondona, ni he almorzado con Mirtha Legrand, ni me he abrazado con gorilas como Carrió, ni he coincidido con Pinedo (ni el abuelo, ni el nieto), ni he sido cómplice de la Sociedad Rural en ninguna votación. Tampoco me reportean ni “La Nación” ni “Clarín”, así que puede estar tranquilo. Esa gente sí tiene conciencia de clase, no la que supone Pitrola que deberían tener los trabajadores. Son clasistas en serio y hay que tener cuidado porque a veces son muy amables y si pueden, lo usan a uno.

Le sigo contando para que vea que no estoy “quebrado”. Vivo en Parque Chacabuco, un barrio de clase media, en una casa con pileta... de lavar la ropa. Una sola casa (herencia familiar) no dos, porque se sabe que alguna gente tiene dos: una para vivir y otra para albergar el ego. Tampoco tengo auto. Viajo en subte (vocación de minero, como decía Unamuno). Futbolísticamente soy de San Lorenzo que ya es demasiada carga para andar por la vida. Cobro la jubilación mínima y subsistimos con mi familia con algunos derechos de autor y un modesto alquiler de un local de esa vieja casa paterna... Usted, “querido compañero”, dirá seguramente: -Aquí te pillé, ¡eres rentista! (Carlos Marx seguramente no me lo reprocharía y sabría comprenderme ya que, salvando las distancias, no tengo ningún Federico Engels a mano). No soy revisionista a secas, como usted dice, confundiéndome (por ignorancia o por picardía) con Ibarguren o Irazusta. No soy rosista, soy de la línea: Moreno, Artigas, Dorrego, los caudillos federales (en especial El Chacho y Felipe Varela), el PAN en su época antimitrista, Yrigoyen y Perón. Esta reivindicación, hecha desde una Izquierda Nacional, que apoya todo movimiento antiimperialista tratando siempre de mantener su independencia ideológica, política y organizativa, es decir, “Frente Obrero” en el 45, representada luego, por bastante tiempo por Abelardo Ramos, salvo sus últimos años. Asimismo, me siento latinoamericano de Martí, Sandino, Fidel, El Che, Evo, Chávez, Correa y tantos otros. Me considero, sobre todo, un militante y por ello he sacrificado mi interés por la literatura y la cinematografía. En música, cero. Salvando también la distancia, digo, como Jauretche, que no distingo la marcha peronista de la marcha de la libertad. Desde esa perspectiva de Izquierda Nacional, estoy más a gusto en la CGT de Moyano o en la CMP de D’Elía, que viajando por Europa o asistiendo a fiestas de embajada. No soy kirchnerista pero apoyo a este gobierno. Lo considero lo mejor que hubo desde que murió Perón, más allá de limitaciones y carencias, que son propias de una sociedad fuertemente golpeada por la dictadura genocida, la frustración de Alfonsín, la traición de Menem, la estupidez de De la Rúa, el derechismo de Duhalde, etc. Me defino así porque creo conocer dónde está el enemigo principal, la correlación de fuerzas y el nivel de conciencia política de los trabajadores y de los sectores medios (algunos de éstos, me aterran). Por eso, jamás se me ocurriría hacerle juicio penal a Cristina por mal desempeño, porque no corresponde y porque la pondría al borde del juicio político, para solaz de Cobos y la “nueva unión democrática” y además porque entonces eso debiera habérselo hecho a todos los presidentes anteriores (incluso legisladores) y hacerlo ahora es demasiada complicidad con los destituyentes. Este gobierno avanza todo lo que puede y si llegase a caer, no deliremos que va a venir algo mejor, sino la derecha más reaccionaria.

Algo más: integro la Corriente Política Enrique Santos Discépolo, dirijo el mensuario “Señales Populares”, adscribo a Carta Abierta. En lo fundamental, tengo la certeza de que el futuro es nuestro, de los trabajadores, en el camino de la liberación nacional y la unidad latinoamericana, hacia el socialismo. Sólo ocurre que, “como lechuza largamente cascoteada”, sé distinguir los enemigos y los tiempos. Creo que Trotsky era el que decía que hay gente que confunde 1905 con 1917 ó, ahora en el bicentenario, 1810 con 1816. Y para terminar, me acuerdo de Cooke. Él le decía a Hernández Arregui: el intelectual se define sobre el trazo largo de la historia, pero el político tiene que definirse hoy y aquí, todos los días, teniendo presente aquellos objetivos finales, pero sin perder conciencia de en qué momento y en qué lugar está actuando. Creo que algo de esto es lo que nos aleja. Disculpen la extensión pero, en verdad, preferiría que no se ocupasen de mí y profundizasen la discusión sobre la naturaleza histórica del kirchnerismo y cuál es la mejor forma de ayudar a Argentina y al resto de América Latina en estas luchas que van hacia el 2011.

Con un saludo,
Norberto Galasso
Durísimo.

Los costos de la Traición




Al final nuestro amigo el vicepresidente comenzó a pagar algunos costos por su conducta de principal opositor en el centro del oficialismo. Basta leer algunos comentarios de los que hace horas, nomás, lo idolatraban y ponderaban como el San Martin de nuestra época.

El tipo se vio metido en una disyuntiva de hierro. O reprobaba la remoción de Redrado y agigantaba las acusaciones de conspirador de parte del gobierno, que la presidente acrecentó hace unos días, o apoyaba el despido y sus competidores lo dejaban pegado con el oficialismo. Sucedió lo segundo, demostrando que la suspensión del viaje a China de Cristina fue una jugada que rindió sus frutos.

La crítica que recibe de Carrió, Solá, Macri y algun otro es entendible debido a que son competencia directa para el 2011. Pero la posición de los dirigentes de la UCR demuestra que su conducta de traidor serial solo aumenta los cuidados de sus aliados de ocasión. No hace falta ser muy inteligente para imaginarse que a estas horas muchos radicales estarán dudando, para decirlo suavemente, del compromiso de Cobos con el partido si alguna vez llega al gobierno.

Leyendo algunos diarios nos encontramos que, por una de esas volteretas a que nos tienen acostumbrados los grandes opinadores como Joaquín, en este tema es mas importante sostener la conducta partidaria (caso Prat Gay) que la libertad de conciencia. Todos sabemos que cuando se trata del oficialismo esa escala de valores se invierte, sobre todo si la libertad de conciencia lleva a votar contra los Kirchner.