Muchos docentes bonaerenses,
críticos de las políticas del ex gobernador hacia la educación, acompañaron los
reclamos que los troscos llevaban adelante retrasando el inicio de clases en
forma recurrente. Para ellos, cuando la dirigencia sindical acordaba aumentos
poco más arriba o parejos con la inflación, era claro que se trataba de traición,
corrupción, blandura o una mistura de
todas ellas.
Buena parte de esos docentes en
las últimas elecciones optaron por comprar las promesas de felicidad, alegría y
bienestar. Algunos otros siguieron las recomendaciones del candidato Del Caño
dando por cierto la vieja consigna de “son todos lo mismo”.
El escenario que se vislumbra para
los docentes en la provincia indica, como en otras actividades, que hay grandes
diferencias entre los gobernantes de ayer y de hoy. Después de la devaluación, tarifazo
y aumento de precios sin control queda por ver que tan dura será la reacción
una vez que vean que el aumento que se les propone cubre apenas una parte de lo
que ya se fue del sueldo. O si en el fondo solo se trató de la mirada antiperonista que suele asomar en algunos
sectores a la hora de la verdad.
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