Hace tiempo, bastante tiempo, Pergolini y sus muchachos tenían actitudes que podían caracterizarse de progresistas. Sin dudas era fácil teniendo enfrente al neoliberalismo menemista. De hecho hasta Magdalena Ruiz Guiñazu, el gordo Lanata, Caparrós y otros tantos parecían del palo.
Pero en algún momento, cada uno a su manera empezó a derrapar. Magdalena despotricando como buena vieja de Barrio Norte, Lanata editorializando de acuerdo a donde se encuentre el negocio, el pseudo anarquista escribiendo contra todo lo que hace el gobierno, en un diario que levanta los trapos negros reivindicando a Duhalde, y así.
Pero lo de CQC excede todo lo tolerable. El club de viejitos piolas se descolgó con un programa en el que un adulto desfrazado de cura entra a un albergue transitorio acompañado por un menor solicitando una habitación y preservativos.
Lo que sea para llamar la atención.
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