lunes, 1 de noviembre de 2010

Feos, sucios y malos



En estos días además de las palabras cargadas de dolor y tristeza que acompañaron a gran parte de la población me tocó escuchar algún tipo de comentarios provenientes de cierta izquierda o progresismo que, reconociendo ciertos logros del kirchnerismo creían ver algunas contradicciones que impiden ir mas allá del apoyo sobre hechos puntuales.

Esas contradicciones estarían vinculadas mayormente a la forma de construcción política que se dio el sector. Nada bueno, dicen, puede salir de una alianza con Moyano o con los caciques del conurbano. Y cosas por el estilo.
Creo que, detrás de planteos de ese tipo se esconde el supuesto de entender la política en términos de blanco y negro, donde todo lo bueno está de un lado y lo malo del otro. O, mas aun, en condiciones de laboratorio en el que el científico / político con barbijo y guantes va manipulando evitando el riesgo de contagio.

Lamentablemente un espacio de transformación no se construye solo con hombres brillantes, rubios y de ojos celestes. No, incluye la negociación con tipos a los que podés querer mas o menos; pero también incluye gente dispuesta a poner lo que haga falta para bancar esa transformación. Y algunas veces esos tipos son feos sucios y malos. Con los puristas, los totalmente buenos no transformás nada. En cuanto pronunciaste mal una palabra se alejan espantados.
Recuerdo haber leído hace unos años, cuando Kirchner intentaba poner en juego la transversalidad, que un intendente conurbano lejos de manifestarse preocupado sentenciaba algo así como que por ahora (en esos momentos) los progresistas apoyan todos por que esto recién empieza, pero cuando aparezcan conflictos de verdad y las papas quemen la garantía de gobernabilidad vendrá del peronismo. Los demás huirán despavoridos. Y eso pasó, Bonasso, Donda y las liebres del sur son el ejemplo mas acabado.

La alternativa no es, como pretenden creer, transformar sin mancharse o ensuciarse. La alternativa es presentar algún proyectito de ley bien redactado pero que nadie va a aprobar, referido a algún a problemática sobre la que se interiorizaron intensivamente a través de libros e Internet; ir a tomar un cafecito y ver en la pantalla del bar como los medios nos cuentan lo que está pasando.

3 comentarios:

Pedro Coiro dijo...

Carlos, me alegra encontrar este espacio y seguir una crítica particular de la sociedad que me recuerda a ese pequeño espacio en el que, contra todo pronóstico -el contexto educativo no era el mejor-, podíamos pensar un rato.

Un saludo,

Pedro.

DAGO dijo...

Ya lo dijo Don Antonio Cafiero: Un peronista de verdad, debe tener un buen estómago. Dispuesto a tragarse algunos sapos de vez en cuando...
Es el suebestimado clásico de la política y del hecho de transigir para decidir.
Muy buen post mi querido

Anónimo dijo...

simply stopping by to say hey