martes, 8 de febrero de 2011

El futuro del FSM



Con el inicio del Foro Social Mundial en Dakar se renuevan los debates en torno de cuales deben ser sus objetivos en la etapa actual, muy distinta de la que le dió origen. Al respecto el Domingo pasado apareció en Pagina/12 una nota de opinión de Emir Sader donde plantea la necesidad de un cambio que deje de lado lo que él entiende como una actitud testimonial testimonial.

Hoy nos llega el boletin de alainet.org donde se repasan las diferentes visiones acerca de lo que debe ser el futuro del FSM y, particularmente, la opinión de Boaventura de Sousa Santos. El boletín dice:

Debate implícito sobre el futuro del Foro Social MundialFSM: Espacio abierto o movimiento con identidad propia

ALAI AMLATINA, 08/02/2011.- Desde su propio nacimiento el Foro Social Mundial (FSM) protagoniza un debate interno sobre su identidad. Según los distintos momentos de su desarrollo el mismo ha aparecido más o menos abiertamente. Sin embargo, desde el 2001, está presente, anima a pensadores y líderes sociales y exige posicionamientos. ¿Qué es el FSM y cuál es su rol esencial en la búsqueda de alternativas al sistema? Las respuestas, tan vastas como fundamentadas, renuevan esa discusión toral. Y aparecen, nuevamente, en esta edición de Dakar.

La visión de los fundadores El FSM debe seguir siendo un espacio abierto, sin documentos ni declaraciones finales. Un lugar donde el movimiento altermundialista y los propios actores sociales –movimientos sociales, redes, sindicatos, ONG- puedan intercambiar experiencias y definir/precisar agendas comunes. Tal es la posición predominante entre los fundadores. Y se refleja en la Carta de Principios de 14 puntos que desde 2001 sirve de marco conceptual a este proceso en marcha. “Un documento final implicaría horas y horas de discusiones interminables, un desgate. Atizaría también la lucha por el poder dentro del FSM. Con el agravante que es inimaginable, por no decir imposible, llegar a consensos entre miles de personas” enfatiza Chico Whitaker, uno de los ideólogos más convencidos de que el FSM debe continuar siendo un espacio abierto.

Hacia un FSM de “ruptura”: El FSM llega en esta etapa a un Senegal con muchos y graves problemas. Hoy, África del Norte protagoniza una movilización popular intensa y se constata un contexto político muy favorable para los movimientos sociales. Por eso “pensamos que éste debe ser un FSM de ruptura” subraya Mamadou Diop Castro, responsable del la Unión Democrática de Educadores (UDEN) de Senegal y uno de los dirigentes gremiales nacionales más combativos. “Debemos terminar con el FSM como espacio de reflexión y de intercambio sin conclusiones (…) De continuar con esta línea no tenemos perspectivas”, insiste el experimentado sindicalista. Y su reflexión integra una visión geopolítica del altermundialismo. “América Latina ha aprovechado mucho, con movimientos sociales activos que han producido cambios significativos a nivel de muchos gobiernos. Pero fuera de ese continente hemos aprovechado mucho menos”. Es el momento, entonces, de “fortalecer las bases de una solidaridad activa”. Implica reflexionar también qué hacer entre foro y foro, es decir, inmediatamente después que concluya Dakar”. Para Diop , es esencial incorporar una tarea complementaria: la faceta formativa del proceso altermundialista en marcha. “Necesitamos mucha más organización y estabilidad como proceso. Y para ello es fundamental un salto cualitativo en la formación política del campo altermundialista para facilitar propuestas concretas en cuanto a la gestión del movimiento popular. En lo que respecta a los sindicatos, concluye Diop, va a ser esencial “clarificar el rol de los actores sindicales y los movimientos sociales y precisar la articulación de ambos al interior del Foro”.

Un FSM con varias olas La formación aparece también como un condimento prioritario en la reflexión de Boaventura de Sousa Santos, prestigioso sociólogo portugués que desde el inicio ha aportado a dinamizar la reflexión del actual proceso “forístico” en marcha. “Pienso que en el futuro es necesario invertir más fuerzas en esa formación. Debe convertirse en una prioridad del FSM. Hasta ahora ha funcionado a nivel local, pero mucho menos en el plano internacional e incluso, intercontinental”, subraya en diálogo con este corresponsal. Propuesta que se desprende del análisis del escenario actual de dichos movimientos, con contradicciones y diferencias entre unos y otros. “Países donde los indígenas están contra los campesinos; y éstos contra las mujeres; y la mujeres se distancian de otros actores importantes…Es el momento de terminar con esto, apostar a construir una sólida sinergia, una confluencia real”.

En cuanto a la polémica sobre la naturaleza del FSM, Boaventura de Sousa Santos apuesta a una opción de confluencia. “Debemos mantener esta ola del FSM como encuentro, como fiesta, intercambio. Es muy importante por lo que produce y por lo que se construye en torno”, enfatiza. Pero como en el mar, a unas olas le siguen otras, analiza. Y son esas olas más profundas, “menos festivas” las que debemos desarrollar con más persistencia estratégica. Encontrar cauces para profundizar el esfuerzo de diagnósticos y de proposiciones. No es que pretenda - explica el sociólogo portugués- que hay que repetir las conclusiones y documentos del tipo de los que producen las instituciones de las Naciones Unidas e incluso del Foro Económico de Davos. Pero es vital no pasar de lado de temas esenciales como las crisis civilizatoria, financiera, ambiental, de migración, de los medios de comunicación etc. Pienso, concluye, que se podría llegar a los foros más preparados, con propuestas de contenidos que luego salgan no como declaraciones del FSM pero sí de actores importantes del mismo. Y que puedan ir orientando la acción mundial. “Por ejemplo en el tema de los medios de comunicación. Podríamos posicionarnos claramente contra las privatizaciones de los medios públicos; a favor la defensa de los espacios para las radios comunitarias y asociativas; a la promoción de nuevas plataformas tecnológicas” de apoyo a los movimientos sociales y que ayuden a reducir la brecha informativa actual…Todo eso, sistematizado, sería ya un avance considerable”, concluye.


Sergio Ferrari (Dakar, Senegal), colaboración de prensa de E-CHANGER y Le Courrier

domingo, 6 de febrero de 2011

Zizek sobre Egipto


El País publicó el análisis de Slavoj Zizek acerca de lo que sucede en parte del mundo árabe, particularmente en Egipto.

Caos bajo los cielos: qué magnífica situación

En las revueltas de Túnez y Egipto hay algo que no puede por menos de llamarnos poderosamente la atención, y es la patente ausencia del fundamentalismo islámico: siguiendo la más pura tradición democrática laica, la gente se ha limitado a levantarse contra un régimen opresivo y corrupto, y contra su propia pobreza, para exigir libertad y esperanza económica. El cínico postulado liberal de cuño occidental, según el cual en los países árabes las concepciones realmente democráticas únicamente están presentes en las élites más abiertas, mientras que a la gran mayoría de la población solo la puede movilizar el fundamentalismo religioso o el nacionalismo, ha quedado desmentido. Evidentemente, la gran pregunta es: ¿qué ocurrirá el día después? ¿Quién se alzará con el triunfo político?

En Túnez, cuando se constituyó un nuevo Gobierno provisional, de él quedaron excluidos los islamistas y la izquierda más radical. Los demócratas petulantes reaccionaron diciendo: "bueno, son fundamentalmente lo mismo, dos extremos totalitarios", pero ¿son las cosas tan simples? ¿Acaso a lo largo del tiempo quienes se han venido enfrentando no han sido precisamente los islamistas y la izquierda? Aunque unos y otros estén momentáneamente unidos contra el régimen, cuando se acerquen a la victoria su unidad se resquebrajará y se embarcarán en un combate a muerte, con frecuencia más cruel que el librado contra su enemigo común.

¿Acaso no asistimos precisamente a esa pugna después de las últimas elecciones iraníes? Lo que cientos de miles de partidarios de Musavi defendían era el sueño popular que alentó la revolución jomeinista, es decir, libertad y justicia. Aunque ese sueño fuera una utopía, entre los estudiantes y la gente corriente supuso una imponente explosión de creatividad política y social, de experimentos y debates organizativos. Esa auténtica apertura que desató inusitadas fuerzas de transformación social, un momento en el que "todo parecía posible", fue después poco a poco sofocado cuando las fuerzas vivas islamistas se hicieron con el control político.

Aun ante movimientos abiertamente fundamentalistas, hay que tener cuidado de no perder de vista el componente social. A los talibanes se los suele presentar como un grupo fundamentalista islámico que se impone mediante el terror; sin embargo, cuando en la primavera de 2009 ocuparon el valle paquistaní del Swat, The New York Times informó de que habían fraguado "una revolución de clase que explota las profundas fisuras existentes entre un pequeño grupo de terratenientes acaudalados y sus desposeídos arrendatarios". Si al "aprovecharse" de los sufrimientos de los campesinos los talibanes estaban "dando la voz de alarma sobre los riesgos que pesan sobre Pakistán, que sigue siendo mayormente feudal", ¿qué es lo que impedía a los demócratas partidarios de ese país, así como de EE UU, "aprovecharse" igualmente de esos sufrimientos, tratando de ayudar a los campesinos sin tierra? ¿Acaso las fuerzas feudales paquistaníes son el "aliado natural" de la democracia liberal?

Es inevitable llegar a la conclusión de que el auge del radicalismo islámico fue siempre el reverso de la desaparición de la izquierda laica en los países musulmanes. Cuando Afganistán aparece retratado como el ejemplo más extremo de país fundamentalista musulmán, hay que preguntarse si todavía alguien se acuerda de que hace 40 años era un país con una sólida tradición laica en el que un poderoso partido comunista se hizo con el poder sin contar con la Unión Soviética. ¿Adónde fue a parar esa tradición laica?
Resulta esencial situar en ese contexto los acontecimientos que están teniendo lugar en Túnez y Egipto (y en Yemen y... ojalá hasta en Arabia Saudí). Si la situación se "estabiliza", de manera que los antiguos regímenes sobrevivan con ciertas operaciones cosméticas de carácter democrático, se generará una insuperable oleada fundamentalista. Para que sobrevivan los elementos clave del legado democrático, sus partidarios precisan de la ayuda fraterna de la izquierda radical.

Si nos ubicamos de nuevo en Egipto, veremos que la reacción más vergonzosa y peligrosamente oportunista fue la de Tony Blair, tal como la recogió la CNN: el cambio es necesario, pero debería ser un cambio estable. Hoy en día, un "cambio estable" en Egipto solo puede significar un compromiso con las fuerzas de Mubarak por medio de una ligera ampliación del círculo de poder. Por eso hablar ahora de transición pacífica es una obscenidad: al aplastar a la oposición, el propio Mubarak la hizo imposible. Una vez que lanzó al Ejército contra los manifestantes, la opción estuvo clara: o bien una transformación cosmética en la que algo cambie para que todo siga igual o bien una auténtica ruptura.

Aquí está por tanto el quid de la cuestión: no se puede decir, como en el caso de Argelia hace una década, que permitir unas elecciones auténticamente libres equivalga a entregar el poder a los fundamentalistas islámicos. Israel se quitó la máscara de la hipocresía democrática y apoyó abiertamente a Mubarak, y, al apoyar al tirano objeto de la revuelta, ¡dio nuevas alas al antisemitismo popular!

Otra de las preocupaciones de los demócratas es que no haya un poder político organizado que llene el vacío cuando Mubarak se vaya: por supuesto que no lo hay; ya se ocupó él de que así fuera, reduciendo cualquier posible oposición a la condición de ornamento marginal. De manera que el resultado será como el del título de la famosa novela de Agatha Christie, Y entonces no quedó ninguno. Según el razonamiento de Mubarak, o él o el caos; pero es un razonamiento que va en su contra.

La hipocresía de los demócratas occidentales es asombrosa: antes apoyaban públicamente la democracia, pero ahora, cuando el pueblo se alza contra los tiranos para defender, no la religión, sino una libertad y una justicia laicas, se muestran "profundamente preocupados"... ¿Por qué esa preocupación? ¿Por qué no alegrarse de que la libertad tenga una oportunidad? Hoy día, el lema de Mao Zedong resulta más pertinente que nunca: "bajo los cielos hay caos: qué magnífica situación".

Entonces, ¿adónde debería ir Mubarak? La respuesta a esta pregunta también está clara: a La Haya. Si hay alguien que merece sentarse allí, es él.

Slavoj Zizek es filósofo esloveno. Traducción de Jesús Cuéllar Menezo.

jueves, 3 de febrero de 2011

Pro paganda


Se suele decir que el electorado porteño es exigente e informado. Es por ello que sus elecciones van a contramano de como lo hacen las masas desarrapadas, ignorantes y vendibles del resto del país. Los triunfos de Ibarra, De La Rua y Macri en ese distrito son indicadores que apoyarían tal afirmación. O no.
Siguiendo esas premisas el Pro puso en circulación la siguiente publicidad para paladares sensibles.


Si no le ganamos a estos perros estamos listos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Dilma y Cristina



Gracias a la traducción de el magma nos encontramos con esta crónica del encuentro entre Dila y Cristina.

Dilma y Cristina por Emir Sader

Los EE.UU. han heredado de Inglaterra, el arte perverso de dividir para reinar. Tal vez como nunca antes en la renegociación de la deuda de los países de América Latina, la llamada "crisis de la deuda", se practicaba este arte con tanta maestría.

Brasil, Argentina y México quebraron, una vez más, gracias al endeudamiento irresponsable de sus gobernantes (ni siquiera electos en los dos primeros casos). Los EE.UU. y los bancos internacionales aprovecharon para imponernos los préstamos y sus "cartas de intenciones" (de ellos), valiéndose, entre otros instrumentos, de negociaciones por separado con cada país, mientras que los acreedores se sentaban todos juntos al otro lado de la mesa, amenazantes.

Cuando la crisis se hizo más aguda en México, los EE.UU., el FMI y los bancos internacionales se apresuraron a hacer algún tipo de concesión menor a la Argentina y Brasil, para que la crisis no estallara al mismo tiempo o, peor para ellos, que los tres gobiernos se articularan para resistir juntos. Ese arte funcionó a la perfección y todos éramos víctimas del cerco de la deuda con préstamos y cartas del Fondo Monetario Internacional que nos llevaban a más deuda (cerco del que acaban de salir Brasil y Argentina, porque hemos cambiado la ruta de nuestra política internacional, recientemente, mientras que México siguió la misma triste suerte.)

Sólo aquellos que recuerdan las manipulaciones imperiales y el daño que han causado a nuestro país en la medida apropiada pueden mejorar la actual relación de hermandad y solidaridad entre los pueblos y los gobiernos de Brasil y Argentina. Ver a Dilma y Cristina (junto con Hebe de Bonafini de Madres de Plaza de Mayo) saludando desde el balcón de la histórica Casa Rosada (del que hablaban Perón y Evita), da la medida exacta del entrecruzamiento de la historia de nuestros dos países, antes tan incentivados a competir, a tener en el vecino al enemigo principal, para buscar el apoyo en el norte para debilitar uno al otro.

Néstor Kirchner y Lula comenzaron a construir la mejor década de las relaciones entre Brasil y Argentina. Dilma y Cristina han dado pasos decisivos para pasar a la colaboración en los ámbitos de la producción, la infraestructura, la Internet, entre muchos otros campos.

Mujeres, militantes políticas contra las dictaduras en ambos países en su juventud, con una buena formación teórica y sensibilidad política enorme, Cristina y Dilma representan las nuevas generaciones de líderes que necesitamos, dejando a la elite tradicional, que representó a la exclusión social, la subordinación a los intereses a la competencia externa en lugar de la solidaridad entre nuestros países y pueblos.

La integración está en buenas manos, avanzará mas allá de las prioridades comerciales. Precisa también la plena integración de Venezuela, Bolivia, Ecuador y la adhesión de nuevos miembros, como Colombia.

La reunión en Buenos Aires fue emocionante. Sabíamos que esa escena se iba a dar pero al ver a Dilma y Cristina en representación de nuestros dos países ha sido emocionante más allá de cualquier significado político.