Los golpes que ha recibido Clarín en los últimos tiempos, y la posterior reacción del grupo frente a ellos, han provocado una serie de efectos que, si bien podrán calibrarse en su real dimensión dentro de algunos años, pueden ser enunciados al día de hoy. Al menos algunos de ellos.
Creo no exagerar si afirmo que practicamente dejó de ser el sentido común de amplios sectores de la sociedad. Probablemente ya no vuelva más el período en el que cualquier acontecimiento, para ser real, debía pasar por el tamiz del Gran Diario Argentino. Ni hablar del chantaje al que se veían sometidos dirigentes, organizaciones, competidores, etc.
Al respecto deberíamos preguntarnos por que recien ahora se pudo demostrar que el gigante no era invencible. De lo contrario no hubiera comenzado a caer ante los primeros cachetazos, por mas duros que fueran. Aun cuando acordemos que el monstruo tenía pies de barro, solo podemos hacerlo a través de una mirada retrospectiva. Recien pudimos visualizarlo en el último año, no antes.
Por que mas allá del atractivo y la mística que generan el dotar de una serie de poderes especiales a nuestros líderes, se debería reconocer que la situación estaba madura para el cambio. Solo hizo falta decisión para enfrentarlo sin temor, y lo demás lo hizo el propio grupo. Y esto no es una falta de reconocimiento a Kirchner sino el intento de enfocar la mirada hacia otro lado.
Y hablando de los errores, indicador de que la capacidad de sus principales integrantes resultaron ser un tanto sobrevaloradas, seguramente el principal haya sido el de quitar todo ropaje de simulación a la defensa de sus intereses mas mezquinos. Con tapas, notas, editoriales, etc. propios de un pasquín universitario, no caben dudas de que mas temprano que tarde la caída sobrevendrá. Y hará ruido.
La puesta en vidriera del posible delito de apropiación de niños nacidos bajo el cautiverio de sus madres y el cuestionamiento de su papel en la adquisición de Papel Prensa cuando sus directivos permanecían desaparecidos, coinciden con el conocimiento de quienes son sus últimos baluartes de defensa. Personajes impresentables de la casta judicial, defensores de los genocidas y, peor aun, acusados por su desempeño durante la dictadura son los que cargan con la tarea de levantar las últimas resistencias frente a la inundación.
Queda claro que el Grupo ha renunciado a toda posibilidad de mantener sus privilegios apelando al consenso de la sociedad. En su desesperación, apela a cualquier estrategia, aun cuando analizado con un poco de frialdad es evidente que mas que sumar adhesiones genera rechazos y fortalece la idea de que se encuentra en cuenta regresiva.
1 comentario:
Sería interesante tener datos concretos que vayan más allá de esta impresión (con la cual coincido, pero sin tanto optimismo).
Siendo docentes, como somos, y trabajando con chicos, en general, provenientes de esos sectores para los cuales el Gran Diario reprsenta el Sentido Común; no percibo el cambio que remarcás.
Sabemos, cuando escuchamos a los chicos, que los que hablan son en realidad sus padres, cada vez que opinan sobre aspectos políticos en general y de este gobierno en particular: Cuentan lo que se habla en el seno familiar, mayormente.
Creo que tu análisis, y también el mío (en parte), es producto de debates con una mirada de la realidad más objetiva. No sé hasta qué punto, tu mirada, la mía y la de muchos otros, no son una experesión de deseo. Esperemos que no sea sólo eso.
Abrazo
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